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por Philip Gefter


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John Szarkowski, curador que en el último medio siglo, casi por sí solo, elevó el estatus de la fotografía al de una de las Bellas Artes, mediante sus seminales ensayos e históricas exposiciones en el Museo de Arte de Nueva York, murió el sábado en Pittsfield, Massachussets. Tenía 81 años de edad.

La causa de su muerte fue una serie de complicaciones de un infarto según declaró Peter MacGill de la galería Pace/MacGill y vocero de la familia.

A principios de los años 60, cuando el Sr. Szarkowski comenzó su carrera como curador, la fotografía era percibida como un medio utilitario para documentar el mundo. Quizá más que nadie, Szarkowski cambió esta percepción. Para él, la fotografía era una forma de expresión tan poderosa y significativa como cualquier obra de arte, y como director de fotografía del Museo de Arte Moderno por casi tres décadas, comenzando en 1962 y tal vez era su defensor más apasionado. Dos de sus libros The Photographer’s Eye (1964) y Looking at Photographs: 100 Pictures From the Collection of the Museum of Modern Art (1973) siguen siendo referentes obligados en los programas de estudio de Historia del Arte.

El Sr. Szarkowski fue el primero en dar importancia al trabajo de Diane Arbus, Lee Friedlander y Garry Winogrand en su influyente exposición New Documents en el Museo de Arte Moderno en 1967. Esa exhibición, considerada como radical en su momento, identificó una nueva dirección de la fotografía: imágenes que tenían el aspecto casual de una instantánea y temas aparentemente tan ordinarios, que era difícil clasificarlas.

En el texto para esta muestra, Szarkowski sugiere que hasta entonces el objetivo de la fotografía documental había sido mostrar lo que estaba mal en el mundo, como una manera para generar interés en corregirlo, esta exposición marcó un cambio.

Escribió: “En la pasada década, una nueva generación de fotógrafos ha enfocado la fotografía documental hacia metas más personales. Su objetivo no ha sido reformar a la vida, sino conocerla”.

La crítica fue escéptica. “las observaciones de los fotógrafos son vistas como rarezas en la personalidad, situación, incidentes, movimientos y como caprichos del azar,” escribió Jacon Deschin en una reseña de la muestra en el New York Times. Hoy en día la obra de Arbus, Friedlander y Winogrand está considerada como la más decisiva para las subsecuentes generaciones de fotógrafos.

Como curador, Szarkowski era dominante, de estentórea voz y estilo anecdótico. Pero no se otorgaba importancia por haber montado la exposición New Documents.

“Pienso que cualquiera que fuera medianamente competente y razonablemente atento a la vitalidad de lo que acontecía en el medio, hubiera hecho lo mismo que yo” dijo hace algunos años. “Quiero decir, la idea de que Winogrand o Friedlander o Diane habían sido creaciones mías, me parece que es denigrante para ellos”.

Otra exposición montada por Szarkowski en el MAM-NY en 1976, fue de la obra de William Eggleston, cuyas imágenes saturadas de color de autos, letreros e individuos contrastaban con el blanco y negro de la ortodoxia de la fotografía artística de esa época. La exposición William Eggleston’s Guide fue calificada como la peor del año.

“El Sr. Szarkowski temerariamente declara a las fotografías de Eggleston como ‘perfectas’ ”, escribió Milton Kramer en el New York Times, “¿Perfectas? Perfectamente banales quizás, o ciertamente, perfectamente aburridas”. Eggleston terminó por ser considerado un pionero de la fotografía en color.

Al defender la obra de estos artistas desde temprano, Szarkowski ayudó a cambiar el rumbo de la fotografía. Quizá su explicación más elocuente del quehacer fotográfico está en su prefacio a la colección The Work of Atget, publicada en conjunto con una serie de exposiciones en el MAM (Museo de Arte Moderno) de 1981 a 1985.

“Puede compararse al arte fotográfico con el acto de señalar… debe ser cierto que algunos de nosotros señalamos hechos, eventos, circunstancias y configuraciones más interesantes que otros.”

Añadió: “El practicante talentoso de la nueva disciplina se desempeñará con una gracia especial, un sentido del tiempo, facilidad narrativa e ingenio, otorgando a su accionar no solo de inteligencia, sino con el rigor formal que identifica a la obra de arte, lo que no nos daría la certeza- al recordar la aventura del viaje- de cuánto placer y sentido de crecimiento provenía de las cosas señaladas y cuánto del patrón creado por el que señala.”

Thaddeus John Szarkowski nació el 18 de diciembre de 1925 en Ashland, Wisconsin, en donde su padre trabajaba en la oficina de correos. Usó su primera cámara a los 11 años y a lo largo de sus años en la secundaria, la fotografía fue uno de sus mayores intereses junto con la pesca y el clarinete.

Asistió a la Universidad de Wisconsin, pero interrumpió sus estudios para servir en el ejército durante la 2ª Guerra Mundial. Regresó y obtuvo una licenciatura en historia en 1947. Fue segundo clarinete en la Orquesta Sinfónica de Madison, pero sostenía que solo conservó el puesto por que faltaban mejores músicos debido a la guerra.

Como joven artista en los años 50, Szarkowski comenzó a fotografiar los edificios del renombrado arquitecto de Chicago, Louis Sullivan. En una entrevista en el 2005 en el New York Times, dijo que cuando comenzaba “la mayoría de los artistas jóvenes, y seguramente la mayoría de los fotógrafos, si eran serios, seguían creyendo que era mejor trabajar en un contexto para poder lograr hacer algún bien social”.

La consecuencia de esta creencia puede verse en la sinceridad de sus primeras fotos, que provienen de una tradición americana clásica. Sus primeras influencias fueron Walker Evans y Edward Weston. “Walker por su inteligencia y Weston por el placer”. En 1948, Evans y Weston no eran tan conocidos como iban a serlo debido a las exposiciones montadas por Szarkowski en el MAM–NY. (Museo de Arte Moderno en Nueva York)

Para cuando Szarkowski llegó al museo en 1962 a la edad de 37 años, ya era un fotógrafo consumado. Había publicado dos libros con sus propias fotografías: The Idea of Louis Sullivan (1956) y The Face of Minnesota (1958): Sorprendentemente para un libro de fotografía, el libro sobre Minnesota estuvo en la lista de los más vendidos del New York Times durante varias semanas, tal vez por que Dave Garroway lo comentó en el programa Today.

Cuando a Szarkowski le fue ofrecido el puesto de director del departamento de fotografía en el MAM –NY, acababa de recibir al beca Guggenheim para trabajar en un nuevo proyecto. En una carta a Edward Steichen, el entonces curador del departamento, aceptó el trabajo, haciendo constar con su célebre sentido del humor su resistencia a dejar su hogar en Wisconsin: “la semana pasada, finalmente regresé a casa por unos días, en donde pude pensar sobre el futuro y mirar el Lago Superior al mismo tiempo. Sin importar cuanto lo contemplaba, el lago no dio señales de preocupación ante la posibilidad de mi partida de su costa, y llegué a la conclusión de que si él podía estar sin mí, yo también podía estar sin él.”

Un año después de que llegara a Nueva York, desposó a Jill Anson, una arquitecta, quien falleció el 31 de diciembre. Les sobreviven dos hijas, Natasha Szarkowski Brown y Nina Anson Szarkowski ambas residentes de Nueva York y dos nietos. Uno de sus hijos, Alexander, murió en 1972 a los 2 años de edad.

Dentro de las muchas exhibiciones montadas por él en el MAM tenemos Mirros and Windows (1978), en donde dividió a la práctica fotográfica en dos categorías: imágenes documentales y aquellas que reflejan una experiencia más interpretativa del mundo. En 1990 su última exposición fue una retrospectiva idiosincrásica llamada Photography Until Now en donde se investigaba la evolución tecnológica del medio y su impacto en la apariencia de las fotos.

En el 2005, Szarkowski montó una retrospectiva de su propia obra, que se inauguró en el MAM de San Francisco y estuvo de gira en varios museos para terminar en el MAM de Nueva York en el 2006. Sus fotografías de edificios, escenas callejeras, patios traseros y naturaleza poseen la honesta claridad descriptiva que tan a menudo defendió en el trabajo de otros, y en su simplicidad, una pureza que raya en lo poético.

Desde sus primeras fotografías, que servirían de base para sus futuras elecciones como curador, es fácil ver por qué Szarkowski tenía una afinidad visual tan grande con Friedlander y Winogrand.

Cuando un reportero le preguntó cómo se sentía exponer finalmente sus propias fotos, sabiendo que se iban a comparar con su legado como curador, respodió con cautela: “Como artista, uno ve el trabajo de otros y se pregunta como le puede ser útil a uno”

“Estoy contento por que muchas de éstas fotos serán de interés para otros fotógrafos talentosos y con ambición, y eso es todo lo que uno quiere”, dijo.

© New York Times,
Publicado: 9 de Julio de 2007

John Szarkowski, quien falleció el día 7 de julio, tuvo una larga carrera de la que lo menos que puede decirse es que tuvo un gran impacto en el mundo de la fotografía. Si desean leer más sobre sus muchos logros y enorme influencia, hay muchos lugares para hacerlo. Éste es solo un breve recuerdo de la primera vez que lo conocí.

A principios de los años 80, el departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York tenía esencialmente una política de puertas abiertas para ver la obra (que por lo que sé continúa hoy en día). No era necesario hacer una cita, solamente se ponían las fotos en una caja, se entregaban un miércoles por la tarde a la recepcionista. El jueves por la mañana, los curadores de fotografía se reunían para revisar todos los portafolios entregados. Uno regresaba por su material por la tarde y generalmente, eso era todo. Lo más que se podía esperar era una carta de agradecimiento por poder ver la obra, etcétera. Desde luego, muy de vez en cuando, alguien tenía suerte y vendía una o dos impresiones al museo.

Llevé mis fotos por primera vez en 1983. Cuando regresé por ellas, la secretaria me informó que uno de los curadores quería hablar conmigo. Se fue por el pasillo mientras yo esperaba en el escritorio, atónito. Oí que alguien dijo “John va a hablar con él” y 15 segundos después, John Szarkowski me estaba saludando.

“¿Bladen?”, dijo.
“Es Baden”, balbucee.
“Ah, Baden. Soy John Szarkowski
“Lo sé”.
“¿Lo sabe?. Bien, vamos a mi oficina”

Nos sentamos frente a frente y él creo que me dijo que todos en el departamento habían gustado de mi trabajo. Dije “creo” por que estaba terriblemente nervioso y aunque podía oír sus palabras, no comprendía su significado. Comenzó a referirse a imágenes específicas de mi portafolio, pero sus descripciones me sonaban totalmente ajenas. Pronto me convencí de que había confundido mi trabajo con el de alguien más.

“Creo que ha cometido un error”, dije finalmente, “No creo que esté hablando de mis fotos”.

Szarkowski, hizo una pausa. “Tal vez tenga razón, ¿por qué no las traemos y las vemos?”.
Ahora pensaba: “la historia de mi vida, la única razón por la que me han recibido es por que este tipo piensa que soy otro…”

Trajeron un estuche lleno de fotos y resultó que eran las mías.

Me fui del museo con una fotografía menos en mi portafolio y la promesa de un cheque por 125 dólares. No era mucho para una fotografía, aún en 1983, pero me dio una confianza que pocas veces he vuelto a sentir.

La idea de John Szarkowski, parece haber caído en desgracia el los últimos 10 o 20 años, sus escritos, según varias escuelas de pensamiento, corresponden a un patriarcado anticuado. Aunque esta visión no carece de justificación, sigo creyendo que no hay nadie que haya escrito con mayor claridad, convicción y belleza sobre fotógrafos y fotografía. En The Photographer’s Eye, Looking at Photographs y muchos otros de sus libros que viene siendo una biografía sin fin, John Szarkowski pudo iluminar la verdad, al parecer sin esfuerzo, con simpleza, elegancia y claridad.

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