Inferno

Infierno de Dante

ZZ. ¿De qué manera los medios como el cine, el teatro y la literatura han influenciado tus proyectos fotográficos?

VV. Los estudios universitarios que emprendí antes de mis estudios fotográficos se concentraron en el arte cinematográfico y fue en la facultad de humanidades donde teatro y literatura eran temas muy actuales. Así como este aspecto académico, las experiencias que he tenido a veces por casualidad, han nutrido mis intereses en estos mundos. No sé el momento exacto en el que ello haya interactuado con mis proyectos, sobre todo porque en la base de mi trabajo existe una fuerte necesidad narrativa donde es difícil para mí considerar el disparo individual aislado de la totalidad. En la mayoría de los casos yo desarrollo mi historia en una zona geográfica determinada, después hay un estudio sobre el área y la participación de sus habitantes, posteriormente comienzo la puesta en escena. Si trabajo en un texto literario, ya sea Don Quijote o El Infierno de Dante, empiezo por un profundo análisis interno sobre el texto para llegar luego a su esquematización, después a su re-composición según mi intención narrativa y finalmente la creación de un guión gráfico. Empecé a utilizar esta técnica puramente cinematográfica no por una razón intelectual, sino por una cuestión práctica, poniendo en práctica y adoptando mi fase de planificación de este método previamente estudiado que facilita en gran medida mi construcción de la narración.

ZZ. En tu serie Inferno, escenificaste imágenes con actores no profesionales de tu ciudad natal, ¿qué buscabas activar y qué resultados obtuviste?

VV. Como ya he mencionado, en todos los proyectos que he realizado hasta ahora he trabajado en un área geográfica particular con la participación de sus habitantes para la escenificación de las historias y a menudo, también para la planeación. Empecé con pequeños experimentos en mi ciudad natal (de los cuales Infierno de Dante quizá represente una fase más consciente) y después me concentré en tratar de llevar este experimento fuera de mis fronteras territoriales. Después le siguieron Living Layers, un proyecto sobre un barrio Romano que nació en colaboración con la Galería Wunderkammern y MACRO, (Museo de Arte Contemporáneo de Roma), así como Riverie, un proyecto que recién terminé para el Bellaria Film Festival en la región de la Emilia Romagna en Italia. En mi investigación he tratado de profundizar mi estudio de las áreas donde estoy trabajando y particularmente buscar colaboraciones con la gente que vive allí, no únicamente para la interpretación de personajes en la historia, sino también para la construcción misma de la historia, ya sea a un nivel práctico o narrativo.

El Infierno de Dante es del 2011 y se produjo después de otros proyectos en los que trabajé en mi ciudad natal, Tolfa, una pequeña ciudad al norte de Roma. Es un proyecto más maduro en comparación a los anteriores, tanto por mi trabajo en el texto literario como con los habitantes. El estudio y la planificación tomaron bastante tiempo, ya que el estudio y la de-composición de un texto de tal intelecto poético requiere de mucha paciencia así como también la requieren la construcción y las quince fotografías que componen la obra, las cuales fueron tomadas en un año. Durante este tiempo, el proyectó se basó en la población y al final el resultado fue una especie de unísono. La ciudad estaba activa en una serie de frentes, desde encontrar materiales y prendas para las escenas, hasta la participación de otros extras y las sugerencias de lugares que ellos habían visto trabajando en los campos. Se trata de un proyecto que alimenta en gran medida el interés por este tipo de investigación, la cual sigo practicando con todas sus variaciones.

ZZ. ¿Cómo fue que esta experiencia influyó en tus intereses actuales?

VV. Este tipo de experiencia se repite en sí misma de distintas maneras en casi todo mi trabajo. Busco una interacción entre un lugar y sus habitantes para mantener como constante en mis historias. Apenas hace unas semanas acabé un nuevo trabajo sobre un área que jamás había visitado- la rivera romagnola italiana, en la costa este de la región de la Emilia Romagna. Durante el verano se transforma en un hervidero de turistas, con cientos de sombrillas ubicadas caótica y geométricamente, paseos en barco, partidos, almuerzos en la pensione, y parques temácticos- un mundo muy ruidoso que, durante el invierno, desaparece repentinamente dando paso a algo aún más surrealista, y mi llegada ocurrió exactamente en ese momento. La Riviera Romagnola italiana en invierno es una gran ciudad dormida donde todo está suspendido al borde de la espera; en el cambio de temporada hay filas de hoteles cerrados y pensiones color pastel, juegos, equipos infantiles de plástico enormes y palmeras envueltas en toallas transparentes en la playa, todo protegido en el sueño. Más que el sabor de la espera, cada elemento parece recordar algo que antes había sido infinito en una era sin tiempo. En esta suspensión temporal, pescadores retirados, bailarines de la sala de baile del centro de la tercera edad, nuevos amigos y hoteleros me transportaron a través de este nuevo relato, titulado Riverie. La historia comienza desde una investigación hasta hechos que ocurrieron en la década de 1960- la construcción de una isla en las aguas vecinas del mar Adriático y el bombardeo por parte del estado italiano- acontecimientos que tejen en conjunto con la historia de mis abuelos y su archivo fotográfico de 1990 a 2000, y termina con mi llegada a la estación Rimini en enero del 2014..

 

Valentina VannicolaValentina Vannicola (Italia, 1982). Vive y trabaja en Italia. Después de obtener un título en estudios cinematográficos por la Universidad Sapienza de Roma, obtuvo un grado en fotografía de la Scuola Romana di Fotografia. Sus imágenes tienen influencias del cine, el teatro y la literatura. Su obra ha sido expuesta en Francia, Australia, Austria e Italia, siendo merecedora de varios premios. Es representada por OnOff Picture Photo Agency y por Wunderkammern Gallery.