La noche del Día de Muertos en Hollywood

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¿Por qué queda tan lejos el próximo siglo?

por Pedro Meyer


 

 

 

 

 

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¿Si se supone que es tan maravillosa la fotografía digital, por qué no vemos trabajos mucho más interesantes? Ésta es una pregunta que escucho con frecuencia. Recientemente un buen amigo mío me envió una nota con el siguiente comentario: "Algún sabio hizo la observación en el sentido de que resulta interesante ver cómo es que el arte cambia sin mejorar. Tengo en mi biblioteca un libro de dibujos de Rodin. Lo único que usó fue un lápiz y la tierra que traía en las manos, que era considerable ya que era escultor. Ninguna tecnología puede realmente superar eso. También tengo un libro de dibujos de Egon Schiele sobre el cual diría lo mismo. ¿Es realmente mejor una imagen digital de tu artista preferido que una pintura de Masaccio? Existe alguien por ahí que le gane a Picasso, Matisse, Braque o para el caso a Weston, Sommer, Strand?"

Mi respuesta fue que estas comparaciones, en el mejor de los casos, eran injustas. Si uno revisa las biografías de cualquiera de los artistas arriba mencionados, descubrirá que, en su propio tiempo, ni uno solo contaba con nada cercano al prestigio y el reconocimiento que el tiempo le ha otorgado a su trabajo. Así que, por qué se espera que contemos con equivalentes en la era digital después de tan solo una década de producción. Compárese esta situación con el caso de la pintura o la escultura que han gozado de siglos de perspectivas históricas previas. Cómo puede alguien comparar dichas formas de arte y su desarrollo artístico con el del arte digital. Sólo piense en el tiempo que le tomó a las películas cambiar de ser presentaciones mudas en blanco y negro a ser sonoras y contar con el rango completo de color.

La segunda objeción que tuve al comentario antes mencionado de mi amigo, era con relación a la parte que decía que "el arte sólo cambiaba sin mejorar". Por supuesto que la validez de las nuevas tecnologías digitales no puede depender tan solo del hecho de que uno pueda hacer cosas "nuevas". Estas "cosas" tienen aún que pasar la prueba del tiempo , ¿o no? Sin embargo, no me preocupa para nada preguntarme si con el tiempo la fotografía digital pasará pruebas semejantes de madurez, porque lo hará. Lo que sí me pregunto es ¿cuándo ocurrirá esto? Y me temo que no existe una respuesta razonable. Sin embargo, mientras tanto uno tendría que asegurarse de no seguir comparando manzanas con peras, ¿no? Si uno mira una película estupenda y luego la compara, por ejemplo, con el trabajo de Matisse, a final de cuentas ¿qué acabaríamos por estar comparando?

El estado de desarrollo en el que estamos es muy lento en producir trabajo nuevo y sólido, y es muy probable que la razón que explica esto tenga que ver con la curva de aprendizaje relacionada con todo lo que atañe a las nuevas tecnologías. Solía suceder que los artistas se quejaban de que el costo del equipo era su mayor obstáculo para entrar en la era digital. En realidad, nunca le dedicaron mucho tiempo a pensar en hacer la transición porque sentían, y con razón, que tenían que seguir haciendo lo que hacían para poder asegurarse su sustento.

De hecho, los costos más importantes no son las herramientas, sino la inversión de tiempo necesaria para aprender a usarlas. Y esto, por cierto, se está convirtiendo en un asunto de nunca acabar: tan pronto terminas de aprender a usar un juego de herramientas, ya se han vuelto obsoletas, y uno tiene que estar continuamente "actualizando" todo, incluyendo, obviamente, su propio conocimiento sobre las cosas. Como bien me recordó esta noche un buen amigo, la pintura y otras artes han pasado por muchos menos cambios radicales en cuanto al diseño de herramientas y al tipo de materiales. Por ejemplo, los pinceles para acuarela que se usan hoy no son tan diferentes de los que se usaban hace cien años. Las pinturas al temple se elaboran hoy como se ha hecho durante siglos y siguen empleando los mismos pigmentos, y el fijador ha sido fijador durante bastante tiempo.

Existe un elevado costo de transición (de lo analógico a lo digital), al menos para la generación que creció con las habilidades de la era predigital. Uno tiene que aprender y desaprender un gran número de supuestos sobre cómo trabajar. Uno también tiene que aprender sobre campos generalmente no relacionados con la fotografía fija. El sonido, el video, la animación, nuevos métodos de impresión, el internet. Incluso sobre el dibujo y la escritura. Los futuros fotógrafos tendrán que ser más como personas del Renacimiento, ¡más de lo que cualquiera hubiera pensado posible o hubiera necesitado!

Ya no es posible convertirse en fotógrafo profesional sin tener una conciencia histórica relacionada con esta forma de arte. "Presionar el disparador" ya no es el ingrediente primordial en esta forma cambiante. También hay que contar con ideas más sofisticadas sobre lo que uno está haciendo, y saber en qué dirección se está dirigiendo, tanto conceptual como tecnológicamente.

Tras haber dicho esto, se hace evidente que hoy el rango de conocimiento tiene que ser más amplio que en cualquier momento anterior. La fotografía ya no está tan solo asociada a la producción de fotografías puras, tales como las que pudieron haber producido Weston o Strand con sus cámaras de 8 X 10, o Cartier-Bresson con su Leica. Incluso el trabajo de los "puristas" en sus extremos, desde los pictorialistas a los secesionistas, no aparece como tan extremo cuando se compara con el rango del estilo moderno. Desde las herramientas a las técnicas de impresión a los aparatos para capturar las imágenes, las variantes en sí son suficientes para retardar la evolución y frustrar los esfuerzos comparativos.

Mientras entramos en el próximo siglo, lo que hay por aprender es enorme, y eso a su vez retrasa el punto de llegada en el que el campo se enriquece con todo tipo de nuevos trabajos de donde escoger y a partir de los cuales explorar, de forma creativa, las diversas opciones de producción; producciones que realmente aprovecharán todas las nuevas posibilidades expresivas que pueden ser creadas con las nuevas herramientas que tenemos, y que por ello ofrecerán nuevas direcciones a la fotografía. Esto es algo que ya veo ocurriendo en el cine/video más de lo que ocurre en la fotografía fija.

Quizá sea que simplemente todos tengamos que esperar a que los niños de cuatro años dejen su huella en la era digital.

Pedro Meyer
Octubre de 1999

 

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