¿Importa el original?

Importa el original?
© Pedro Meyer 2000


Por Pedro Meyer



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Esta imagen fue tomada en un estupendo Museo de Ciencias Naturales en La Plata, Argentina, el cual, me habían dicho, albergaba el dinosaurio herbívoro más grande del mundo, el Argentinosaurio. No fue así, pero vale la pena mencionar algunas anécdotas interesantes relacionadas con esa visita.

Este herbívoro, que pesaba unas 100 toneladas y medía entre 40 y 42 metros de largo, tiene una antigüedad de 100 millones de años. Los hallazgos continuos de misteriosos monstruos han colocado a Argentina en el mapa de la paleontología en años recientes. Entre los restos fósiles descubiertos en la última década se encuentran el Gigantosaurio, el mayor dinosaurio carnívoro del mundo; el Argentinosaurio, el herbívoro más grande, y otros huesos que sugieren una especie aún más grande. Miles de huevos, con una antigüedad de 80 millones de años, están desperdigados por todo el territorio; un descubrimiento que incluye las primeras impresiones conocidas de la piel de un embrión de dinosaurio. "Hemos ya constatado que estos huevos fosilizados ocupan un horizonte de más de 20 kilómetros. Este es el más grande nido con huevos de dinosaurios en todo el mundo", dijo Coria, nativo de la Patagonia y paleontólogo del Museo Carmen Funes.

El patrimonio argentino en el campo de los dinosaurios podría ser más grande que el de los Estados Unidos y Canadá juntos. Pero en el Sur los programas de historia natural carecen del poder financiero que tienen sus contrapartes en el Norte. Algunos museos argentinos tienen que dejar los huesos de dinosaurio a la intemperie o detrás de los edificios, por carecer del dinero necesario para exhibirlos.

"Ellos (los argentinos) tienen los huesos, los estadounidenses el dinero", dijo Flessa (ex presidente de la Sociedad Paleontológica).

Los museos de historia natural de Nueva York, Los Ángeles, Atlanta y Alberta, Canadá, han patrocinado expediciones en Argentina, en conjunción con instituciones de Buenos Aires y la Patagonia.

Dado que las leyes argentinas prohíben que los fósiles de dinosaurio salgan del país, las exhibiciones utilizan réplicas de huesos. Flessa comentó que poco importa la falta de partes originales.

"Las técnicas para realizar réplicas de huesos fosilizados son tan buenas que prácticamente no importa dónde se encuentran los originales", dijo. "No pienso que sea un obstáculo para la ciencia el hecho de que el gobierno argentino no permita que salgan dinosaurios fuera del país".

El museo de Atlanta se jacta de tener la primera reproducción completa fuera de Argentina de un Gigantosauro, el cual destronó en los noventa al T. Rex como el más grande carnívoro terrestre conocido.

Hall Train, de Dinosaurs Productions, ha contribuido con su habilidad para reproducir copias de los huesos de dinosaurio originarios de Argentina para Fernbank. El especialista en reconstrucción de dinosaurios ha producido trabajos impresionantes.

Train ayudó a crear el Triceratops de 20 millones de dólares para la exhibición de Parque Jurásico en el nuevo parque de diversiones de los Estudios Universales en Orlando, Florida. "Camina, orina, se echa pedos, y respira. La gente cree que es un animal de verdad", dijo Train...

Los fósiles fueron reproducidos en fibra de vidrio y suspendidos de un marco de hierro. El esqueleto terminado pesa varias toneladas.

"Comenzamos de manera desastrosa, vaciamos la vértebra más grande del Argentinosaurio", dijo Lessem (quien encabeza el proyecto de reconstrucción de los dos esqueletos en el Museo Fernbank en Atlanta, Georgia). "El primer hueso, que era enorme (realizado en plástico), llegó en Halloween de 1998 al Aeropuerto Logan en mi ciudad natal de Boston. Los agentes aduanales lo habían destrozado porque creían que era una escultura moderna que posiblemente escondía drogas".

Sólo 10 por ciento de los restos del Argentinosaurio fueron descubiertos en un bloque de arenisca lleno de guijarros. Entre éstos, sin embargo, se encontraba el pedazo de columna vertebral más grande jamás encontrado –una vértebra de 1.6 metros de alto y ancho que pesa 20 toneladas. En total, los paleontólogos recuperaron una docena de vértebras, unos cuantos huesos de uno de los miembros y parte de la cadera del dinosaurio.

La conclusión obvia de esta historia es que en Argentina, donde se encuentran los restos fósiles verdaderos, no había mucho que ver, para desaliento de mi hijo de 6 años, decepcionado por no encontrar el Argentinosauro que había venido a ver desde el otro extremo del mundo; y en Atlanta, donde sólo existe una réplica animada, el público interesado encuentra una inspiración que satisface su imaginación viendo una representación en fibra de vidrio que "camina, orina, se echa pedos, y respira".



El Museo Victoria & Albert

Impota el original?
© Pedro Meyer 2000

Cuando se entra a la sala de las "falsificaciones" en el Museo Victoria & Albert, uno no solamente se encuentra con las obras maestras de Miguel Ángel, entre muchos otros, sino también con la siguiente cédula sobre el muro:

Sala 46
Falsos y falsificaciones

En el siglo XIX, cuando el museo estaba adquiriendo muchas de sus obras maestras medievales y renacentistas, estaba también comprando copias, falsos y falsificaciones que las imitaban. En la galería central se exhibe una muestra de ellas, puestas en vitrinas de aproximadamente 1870; esta galería data de 1873 y está redecorada con sus colores originales.

Los objetos que se exhiben van desde copias "modernas" de piezas del siglo XVI, adquiridas por el Museo expresamente como copias, hasta ejemplos que fueron hechos deliberadamente para engañar, y que de hecho así lo hicieron. Entre estos dos extremos se encuentran obras que fueron producidas como modernos pastiches de estilos anteriores -algunos de los cuales fueron vendidos como ejemplos auténticos por sus dueños posteriores- y objetos que en parte son de una fecha más temprana pero que han sido adaptados, redecorados o "mejorados".

En algunos casos, la investigación científica de los materiales y las técnicas, y la evidencia documental, revelan que el objeto no es auténtico. En otros casos, la incertidumbre permanece; unos cuantos ejemplos se incluyen aquí. Sin embargo, con frecuencia, tanto la elección de los recursos usados por el falsificador como la intrusión de rasgos estilísticos de su periodo, muestran que una obra es de fecha posterior. Como los vaciados en los patios en ambos lados, los objetos que aquí se muestran reflejan el gusto del siglo XIX, ofreciéndonos una visión victoriana de la Edad Media y del Renacimiento.

 

Importa el original?
© Pedro Meyer 2000

Esta información nos permite constatar que las reproducciones han formado siempre parte de los museos, y que tener frente a nuestros ojos a la estatua del David no es tan distinto ni ajeno a los temas planteados por el dinosaurio. En la era moderna, cuando las reproducciones impresas a color de buena calidad llegaron a su madurez, la reproducción de pinturas se convirtió en el modo en el que el mundo pudo acceder a las obras que estaban más allá de su alcance inmediato.

Los libros se convirtieron en el medio preferido para difundir el trabajo de los fotógrafos de todo el mundo. Pasaron 30 años antes de que yo viera una impresión original de Henri-Cartier Bresson. Pero, ¿no era acaso la impresión "original" también una reproducción? ¿No llamábamos siempre reproducciones originales a tales impresiones?


La fotografía

Aparte de los obvios problemas de representación sugeridos por la historia anterior, exploremos ahora la imagen de la portada de ZoneZero. Fue tomada con una pequeña cámara digital (la Epson 3000Z) con su lente de mayor ángulo. Sin embargo, el gran angular distorsionaba los ángulos al fondo de la sala, creando la sensación de que estaban inclinados hacia la izquierda, como puede verse en la imagen aquí abajo. Cuando tomé la foto, alineé con cuidado por lo menos una de las áreas paralelas al margen de la imagen (las vitrinas del gabinete), me concentré en el lado izquierdo dejando que el resto cayera donde pudiera, sabiendo que podía arreglarlo más tarde.

Importa el original?
© Pedro Meyer 2000

En tiempos predigitales, se hubiera necesitado una cámara de fuelle para corregir la distorsión en una imagen como esta. Hoy contamos con el beneficio de poder corregir el ángulo de la imagen para que corresponda al de la realidad, pero lo hacemos utilizando una computadora. Los beneficios son obvios: una mayor facilidad de operación con menos equipo que cargar y pudiendo utilizar una cámara y un lente más modestos. ¿Los resultados? Júzguelo usted mismo. (haga clic aquí para desplegar la nueva imagen y poder compararlas). Aquellos que tengan una larga historia con la cámara de fuelle, o estén apegados a ella, encontrarán esta solución inaceptable.



Conclusión

Desde mi punto de vista, hemos caído en una trampa que nosotros mismos creamos cuando discutimos interminablemente sobre el problema de la representación. Por una parte están todos los debates sobre la veracidad de la imagen con vista a una representación factual, que están entrecruzados con todas las consideraciones emocionales y morales que se relacionan con el hecho de que podemos estar viendo algo que es el fruto de un engaño deliberado.

Por otra parte, se encuentran los asuntos que conciernen al mercado del arte que usa el original como forma para fijar el precio y la rareza de un objeto. Si todos tenemos la misma pieza idéntica, ¿qué la puede distinguir significativamente de otras y, si acaso, darle un valor mayor? Mis primeras impresiones digitales, ahora desvanecidas, que nadie quería porque se estaban desvaneciendo a causa de las limitaciones inherentes de las tintas que se usaban entonces, tienen ahora la distinción de ser "clásicas" a pesar de estar desvanecidas. Lo que originalmente fue un defecto se volvió con el tiempo una manera de diferenciar entre estas obras y reproducciones mejores y más recientes. Así funciona el mercado del arte.

Nuestras nociones de representación con respecto a la fotografía digital también están llenas de malentendidos nacidos de la desinformación. La idea de que todas las fotografías digitales han sido manipuladas implica no comprender el medio en lo absoluto. La noción de que todas las alteraciones son equivalentes, demuestra otra vez una falta de comprensión ya que no todas las alteraciones nacen iguales.

Yo argumentaría que el original importa sólo cuando se alcanzan ciertas condiciones. Es importante para el mercado del arte por las razones antes expuestas, es importante para quien lo usa como evidencia de algo; no importa, sin embargo, cuando es entendida la naturaleza subjetiva de la información derivada de la obra o cuando el propósito es educar o entretener.

Comparta con nosotros sus puntos de vista en los foros, díganos lo qué piensa de estos asuntos y cómo cree que está cambiando el mundo en su representación formal.

Pedro Meyer
Ciudad de México
7 de enero de 2002

 



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